Os cuento hoy, la preparación de la riquísima sopa de cebolla para 8 personas. Os voy a ir contando cada paso por separado:
El caldo:
Preparamos todos los ingredientes y los ponemos todo a hervir.
- 1 carcasa de pollo de corral
- 3 zanahorias
- 1 rama de apio
- 1 cebolla
- 1 nabo blanco
- 3 hojas de laurel
- 1 puñadito de pimienta negra
- 3 litros de agua
Cuando hierve, añadimos un buen chorrito de vino blanco seco y volvemos a hervir 20 minutos.
Es mejor prepararlo el día anterior, dejarlo enfriar y así, poder desgrasarlo al día siguiente.
Las cebollas:
- Necesitamos 16 cebollas peladas y cortadas en juliana aunque no necesariamente muy fina porque luego la queremos encontrar en el caldo y la cebolla disminuye mucho a cocinarla.
- En una olla bastante ancha, ponemos aceite de oliva y mantequilla.
- Pochamos a fuego muy muy suave la cebolla porque no tiene que coger color en ningún momento. Tapamos la olla para que sude la cebolla.
- Cuando esté hecha (no tiene que estar “al dente”, tiene que estar muy blanda), subimos un momentito el fuego, echamos un chorrito de cognac y con una cerilla y el cuidado de apagar el extractor y no quedarse con nuestra cara encima de la olla, echamos la cerilla para flambear la cebolla con el coñac.
- Colamos el caldo para retirarle las impurezas, lo calentamos y lo echamos encima de la cebolla para glasear y recoger todos los jugos.
- Rectificamos de sal y hervimos de nuevo porque se tiene que servir muy caliente.
Las Tostas de pan:
Mejor utilizar rebanadas de pan del día anterior.
Hay quien prefiere cortar rebanadas muy finas. A mi personalmente, me gusta una buena rebanada de 1 cm de grosor con mucho queso. Entiendo este plato como un plato rústico y en este caso, me apetece dejarlo auténtico, sin refinamiento. Eso sí, utilizo un pan muy bueno y lo horneo ligeramente con mucho queso Gruyère por encima. ¡Que no se vea el pan de tanto queso! Me gusta que chorree de queso para que se mezcle un poco con el caldo y la cebolla.
Presentación:
Colocamos la tosta de pan con queso fundido en el fondo del tazón y vertimos encima el caldo ardiendo con mucha cebolla. Hay quien añade perejil picado, cebollino u orégano para ponerle color. También la he probado con queso Roquefort en lugar de Gruyère. Pero, yo, no.